POEMAS
De Ares
Lava quemando tus praderas,
Tus colinas Caricias
Ígneas en el torrente incendiario
Precipitadas febriles en el tacto
Pasión furiosa de volcán erupcionante
Danza en el cráter
Ardiente de tus ganas
Tsunami impetuoso
Bañando tu continente
Conquisto, atizan
Las epopeyas de mi furor
Hasta capturar la abundancia
De fémina sensualidad
Llamaradas lamiendo el goce
Incinerando ansias
El ímpetu guerrero de Ares
Virilidad absorbida
En tu lengua penetrante
Precipitada en el abismo entre dientes
Crisol fusionante de cuerpos
Guerrero conquistado
rendido, sorbiendo
El destilar de las entrañas
Alucinantes de tu lecho etéreo.
Julio Valencia.
LA MEDUSA POEMA
Los angelitos protegieron su mirada
Al escuchar a medusa tocando la citara
Bajo un mágico pañuelo de tela dorada
Cubrieron sus ojos para sentir las tonadas
A través del misterioso vendaje de tul
Se podía ver a medusa con un vestido azul
Su cabello negro ondeaba con el viento
Como neblinas y estrellas del firmamento
La medusa era realmente una doncella
La mas sedeada entre todas las mas bella
Entre lanas de oros y sus manos finas
Desplazaba su figura entre las cortinas
Con su canto conquistaba el buen corazón
Y en el templo hacia rituales de amor
Píndaro escribía sobre sus bellas mejillas
Era la mujer más linda de toda la villa
Poseidón también fue seducido en el templo
Y la diosa a la doncella le dio un escarmiento
Aquel ritual de amor profano el santuario
Y la doncella fue llevada a un feo escenario
Sus cabelleras se llenaron de serpientes
Como un monstruo petrifica a la gente
Perseo se salvo por su brillante escudo
Y dejo a más de uno ciego y tartamudo
Medusa al morir cumplió con su castigo
Y reino con Poseidón sobre el mar antiguo
Los Ángeles la ven por los siete mares
Tocando su citara en los bellos lugares
Por DJ DELGADO
Mi Odisea
Vivo mi propia Odisea
en mi barco frágil me pierdo en tu marea
me marea y seduce tu canto de sirena
tus vientos rasgan mis velas
me atas en mi propio mástil
entonces me siento más frágil
pero mi verso es la espada
que desata las ataduras de tu alma
otra vez a merced de tus olas
pero mis esperanzas solas
pueden más que tu tormenta
en pleno huracán mi pasión revienta
los monstruos mitológicos
de tus caprichos ilógicos
me atacan con furia y sin piedad
pero es mi locura y mi verdad
soy el héroe de este cuento
y nadie cambiara el libreto
arriesgare mi vida
expondré mi herida
me embarco en lo imposible
y desecho lo factible
es imposible la conquista de tu amor
pero lo fácil no requiere de valor..
en mi barco frágil me pierdo en tu marea
me marea y seduce tu canto de sirena
tus vientos rasgan mis velas
me atas en mi propio mástil
entonces me siento más frágil
pero mi verso es la espada
que desata las ataduras de tu alma
otra vez a merced de tus olas
pero mis esperanzas solas
pueden más que tu tormenta
en pleno huracán mi pasión revienta
los monstruos mitológicos
de tus caprichos ilógicos
me atacan con furia y sin piedad
pero es mi locura y mi verdad
soy el héroe de este cuento
y nadie cambiara el libreto
arriesgare mi vida
expondré mi herida
me embarco en lo imposible
y desecho lo factible
es imposible la conquista de tu amor
pero lo fácil no requiere de valor..
El amor es toda una hazaña heroica…nunca es fácil, siempre es imposible, la hazaña consiste en conquistar la imposibilidad…
Julio Valencia.
Pandora
Maléfico castigo, designado
Contra los hombres, por un cielo airado
Que en todo se entremete y determina.
Contra los hombres, por un cielo airado
Que en todo se entremete y determina.
Un estuche labrado en plata fina
Se me dio a mantener siempre cerrado;
Mas mi espíritu estaba dominado
De esa curiosidad que nos fascina.
Se me dio a mantener siempre cerrado;
Mas mi espíritu estaba dominado
De esa curiosidad que nos fascina.
No pude resistir tanto misterio,
Y al abrirlo, escaparon con estruendo
Todos los males en furiosa danza.
Y al abrirlo, escaparon con estruendo
Todos los males en furiosa danza.
Hice de un Paraíso un cementerio;
Pero vi que en el fondo, sonriendo,
Al menos me quedaba a la esperanza.
Pero vi que en el fondo, sonriendo,
Al menos me quedaba a la esperanza.
Francisco Álvarez Hidalgo
Maldigo el momento en el que no tuve la convicción necesaria.
Maldigo el momento en el que me dominaron la debilidad y el miedo.
Maldigo el momento en el que me olvidé de seguir confiando en tu amor.
Maldigo el momento en el que tuve dudas.
Maldigo el momento en el que miré atrás.
Ese momento fugaz en el que te perdí…
No puedo ya volver por ti allá donde Tú estás.
Ahora, de ti nada me queda.
Sólo tengo mi lira,
Que llora sin consuelo tu ausencia,
Como lloro yo, Orfeo.
A la Perséfone que perdí.
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